viernes, 27 de mayo de 2011

Physics News

Luego de un estudio de cinco años que involucró a 200.000 galaxias, los científicos tienen más certeza que nunca de que la energía oscura opera como una fuerza repulsiva en el universo, haciéndolo expandirse con una aceleración positiva. La investigación confirma la postura de que la energía oscura domina la gravedad en el cosmos, pese a que nadie sepa qué es ni cómo funciona.

El proyecto WiggleZ -conducido por la NASA y la Universidad Tecnológica de Swinburne, en Australia- utilizó el telescopio espacial Galaxy Evolution Explorer de la agencia espacial y un enorme observatorio en Melbourne para observar 7.000 millones de años (poco más de la mitad de la estimación total de vida del universo), que equivalen al lapso de tiempo cósmico dominado por la energía oscura. De esta manera se convirtió en el estudio que abarca el mayor período de la historia cósmica.

La medición se llevó a cabo con mapas tridimensionales obtenidos por el telescopio de la NASA que identificó galaxias nuevas y brillantes en el lejano universo, recopilando información detallada de cada una para luego examinar los patrones de distancia entre parejas de galaxias. Y dicho patrón ha aumentado en cada análisis, debido a la expansión provocada por la energía oscura.

También se midió la tasa en la que las agrupaciones de galaxias han crecido y lograron demostrar que hay algo que está contrarrestando la gravedad y disminuyendo la velocidad de formación de los grupos.

En otras noticias, el Gran Colisionador de Hadrones (LHC) creó una sustancia supercaliente que es lo más denso que se ha observado nunca jamás, además de los agujeros negros. Se trata del llamado plasma de quarks-gluones, un estado primordial de la materia que, según los científicos, es la forma que tenía el universo inmediatamente después del Big Bang.

El material es unas 100.000 veces más caliente que lo que existe dentro del sol, y es más denso que una estrella de neutrones. "Además de los agujeros negros, no hay nada más denso que lo que estamos creando", afirmó el físico David Evans, a cargo del equipo del detector ALICE que está trabajando en el plasma. "Si tuvieras un centímetro cúbico de esta materia, pesaría 40.000 millones de toneladas", dijo.

Para crear esta sustancia, los físicos gatillaron cientos de miles de colisiones por segundo dentro del LHC casi a la velocidad de la luz, esperando partir las partículas subatómicas en formas más básicas de materia. Lo que se busca es estudiar cómo era el universo justo después del Big Bang.

Se cree que a medida que el universo se fue enfriando, el plasma se transformó en la materia que conocemos hoy. El material creado en el LHC está casi el doble de caliente que el plasma que se había creado previamente usando el Relativistic Heavy Ion Collider (RHIC) en Estados Unidos. Aún así, ambos plasmas son bastante parecidos – los dos se comportan como líquido, casi sin fricción, señalaron los científicos.

Algunos teóricos creen que, bajo el calor extremo que existía en el inicio del universo, los quarks y los gluones deberían haber estado más espaciados, creando un plasma que se comportara como gas, y no como líquido. Los investigadores de ALICE están ahora tratando de probar si algo así puede pasar. Pero para eso se necesitan temperaturas todavía más altas que las que se lograron en el LHC.

Comparando el plasma del RHIC y el del LHC, los científicos esperan aprender mejor cómo se comporta y porqué al enfriarse la sustancia cambia. El LHC todavía no está operando a máxima potencia, de modo que se espera que ALICE cree versiones todavía más densas del plasma en el futuro.

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