lunes, 10 de octubre de 2011

La Gran Esfinge de Guiza

La Gran Esfinge es una monumental escultura que se encuentra en la ribera occidental del río Nilo, en la ciudad de Guiza, unos veinte kilómetros al sudoeste del centro de El Cairo. Ciertamente es poco lo que se sabe de esta colosal construcción, como por ejemplo; cuando o porque se hizo.

De acuerdo con la mitología griega, la esfinge es un monstruo con cabeza y pechos de mujer, cuerpo de león y alas de ave; representaba la sabiduría. Según la leyenda, esta criatura se agazapó en lo alto de una roca a la entrada de la ciudad griega de Tebas. A cualquiera que intentaba entrar o salir le proponía un acertijo y al que no lo resolvía lo devoraba.

Sin embargo, los egipcios no conocían esta leyenda, pero idealizaban a algunas personalidades o divinidades con cuerpo de león y la cabeza del personaje (generalmente el rey) para representar la fuerza y el coraje. Al llegar a Egipto visitantes del otro lado del Mediterráneo, influidos por la cultura griega, veían una esfinge, y así continuaron llamándola, aunque su nombre árabe es Abu Hawl, Padre del Terror.

Tallada sobre la roca misma de la meseta de Guiza, compone un bloque de piedra calcárea erigido, según la versión oficial, hacia la IV dinastía (2520-2494 A.C.) por orden del faraón Kefrén, que se cree descansa en los subterráneos que se encuentran bajo el monumento, aunque la cara se cree sea la de su hermano Djedefre, al que usurpó antes el trono. Ambos eran hijos del faraón Kufu, al que se le atribuye la pirámide de Keops. Sin embargo, la única inscripción que aparece en la esfinge es la denominada "estela del sueño", un muro de granito de 2´15 m. en el que el faraón Tutmosis IV (1401-1391 a.C.) menciona que desenterró el monumento ya que, en un sueño, la esfinge le prometió el trono si la liberaba de las arenas del desierto.

Lo que parece claro es que tanto la Esfinge como el templo que se halla a sus pies se construyeron a la vez, y este templo parece estar orientado al culto solar (su puesta y salida) y de ahí su orientación hacia poniente.

La esfinge se ha visto atacada por los elementos desde su construcción, primero por las continuas y regulares crecidas del Nilo a lo largo de los siglos, el viento y los brutales cambios de temperatura entre el día y la noche; todos ellos han ido destruyendo poco a poco el monumento, cebándose sobre todo en la cabeza por permanecer altanera por encima de la superficie. La primera restauración fue realizada por los propios Egipcios durante el imperio Nuevo, y otras más tarde durante la época Ptolemaica. Sin embargo, el grado y tipo de erosión que ha sufrido junto con otras construcciones adyacentes no se corresponde con lo que debería ser lo normal en 4.000 años.

De acuerdo con varios estudios, la erosión que soporta la Esfinge es debida al agua más que a cualquier otra causa. Se ha formulado la hipótesis de que esas aguas fueran subterráneas, aunque no se han observado los mismos efectos en monumentos cercanos, salvo en el Templo Funerario ubicado a los pies de la pirámide de Kefrén, pero 46 m. más elevado que la esfinge. Por tanto la única fuente de agua que erosionó ambas construcciones tuvo que ser externa, y para conseguir el efecto que se observa las dos debieron permanecer bajo el agua al menos 600 años. ¿Y cuándo ocurrió una avenida de agua que durase 600 años y alcanzara tal altura?, pues tras la última glaciación, 15.000 años antes de Cristo.

Esta conclusión choca de lleno con lo que hasta ahora se sabe de la historia de la Humanidad, que por aquel entonces se reducía a un conjunto de tribus cazadoras nómadas, carentes de la organización necesaria para levantar cualquier monumento importante. Aunque, según el historiador greco-egipcio Manetón, la época predinástica en Egipto arrancó miles de años antes de la primera dinastía, cuando unos invasores de ultramar, los Neteru y los Shemsu Hor, llegaron hasta ellos y los cultivaron.

Según un estudio fotográfico por satélite de SIR-C/X-SAR, de la Agencia Aeroespacial norteamericana, según la densidad de las rocas existió otra construcción cercana a la Esfinge. Pero, ¿Por qué debería ser precisamente otra esfinge?, pues por que para los Egipcios estaba representado el dios Horemakhet como esfinge masculina y Tefnut como esfinge femenina, y hasta nosotros sólo ha llegado una.

En 1976, una sonda VIKING enviada a Marte, tomó la extraña fotografía de un enigmático rostro, tallado en la superficie de ese planeta. Al tiempo, un anuncio oficial afirmaba que el rostro no podría ser producido por una erosión casual. Duplicando sus mitades, aparecían alternativamente el rostro de un hombre primitivo y el de un felino. ¿Qué relación había entre esta figura y la milenaria esfinge?

La vinculación entre Egipto y el planeta rojo se manifiesta además con la importancia de ese color en la vida egipcia: Originalmente, las pirámides se encontraban pintadas de color rojizo, y el Libro de los muertos hacía alusión a Horus como el "retoño rojo". En sus frisos, solían pintar a los hombres de color rojo y a sus dioses de verde. Color que habitualmente se le adjudica a los seres extraterrestres. Finalmente, la capital de Egipto, El Cairo, en idioma árabe significa Marte.

¿Fue realmente un éxodo Atlante, el origen de la civilización Egipcia? ¿O ambas culturas tienen un origen común más allá de nuestra comprensión? El misterio que envuelve a esta enigmática civilización, aún es indescifrable.